Trescientas veinte noches
y no sé cuántas
sábanas
llaves,
puertas,
pueblos recorridos
para finalmente
encontrarme
redescubriendo lugares,
resignificando paisajes
andando los mismos caminos
pero ahora,
con otra piel
ya no de paso
como si fuera una extraña
sino sintiéndome cerca,
parte,
recibiendo,
dando,
latiendo una tierra
que hoy
quiero hacer mia