Apareces,
esta vez,
deslizando
entre las sábanas
y traes el mar
desde tu boca
hasta la mía
Oleaje sin rompiente
cálida humedad
continuidad elíptica
de nuestras formas
Degustarte
despierta en mí
sed de más
porque al amanecer
sólo queda
el sabor
de tu sal
en mi piel